Hipofosfatemia

El Fósforo es un elemento esencial para la vida.

La reserva corporal de fósforo orgánico (85%) es fundamental para la mineralización de la matriz ósea. El fosfato intracelular (14%) está implicado en el metabolismo intermediario y otras funciones celulares esenciales, el 1% restante del fósforo se encuentra en el líquido extracelular.

El fosfato es un importante anión intracelular. La concentración es mucho mayor a este nivel que en plasma. Su regulación y concentración plasmática está íntimamente ligada a las del calcio (Ca).

Este anión intracelular está implicado en diferentes funciones; formando parte de la estructura ósea, de la estructura de las membranas celulares en forma de fosfolípidos, en los sistemas metabólicos (ATP), en los sistemas de traducción genética formando parte de los ácidos nucleicos y nucleoproteínas.

Es un regulador clave en la fosforilación de proteínas, activación de enzimas, cascada de señalización celular, modulando la liberación de oxígeno por la hemoglobina, tiene importantes funciones en la regulación del sistema inmune y un papel en la regulación del equilibrio ácido-base como fósforo inorgánico.

La concentración sérica normal de fósforo oscila entre 2,5 y 4,5mg/dl (0,81-1,45mmol/l) en adultos, con niveles más altos en la infancia, la adolescencia y durante la gestación. Se mantiene en un estrecho rango mediante cambios interrelacionados en la absorción intestinal, la redistribución entre compartimentos (intracelular, extracelular y óseo) y la reabsorción tubular renal.

La concentración sérica normal de fósforo oscila entre 2,5 y 4,5mg/dl (0,81-1,45mmol/l) en adultos, con niveles más altos en la infancia, la adolescencia y durante la gestación. Se mantiene en un estrecho rango mediante cambios interrelacionados en la absorción intestinal, la redistribución entre compartimentos (intracelular, extracelular y óseo) y la reabsorción tubular renal.

La hipofosfatemia se define como la concentración de fósforo sérico inferior a 2,5mg/dl, no es un trastorno infrecuente. Está presente en el 5% de los pacientes ingresados, pero es mayor en procesos graves.

Puede ser leve (2,0-2,5mg/dl), esta es generalmente asintomática. La moderada (1,0-2,0mg/dl) o grave (<1,0mg/dl)puede provocar síntomas de insuficiencia respiratoria aguda, arritmias, disfunción miocárdica, hemólisis, sintomatología neuromuscular compleja y encefalopatía.

A su vez, puede clasificarse según se trate de una hipofosfatemia aguda o crónica. La hipofosfatemia aguda suele ser debida a fenómenos de redistribución del fósforo y la crónica, a la alteración de su reabsorción tubular.

Puede ser causada por diferentes mecanismos:

  • Disminución de la absorción intestinal (malabsorción, uso de antiácidos y otros agentes quelantes, hiperparatiroidismo primario, déficit de vitamina D o resistencia, malnutrición, vómitos y cuadros diarreicos)
  • Pacientes con alcoholismo crónico
  • Aumento de la excreción renal (acidosis metabólica, abuso de diuréticos o expansores de volumen, corticoides, tubulopatías hereditarias, raquitismo hipofosfatémico familiar, déficit de vitamina D, osteomalacia oncogénica, pacientes trasplantados renales)
  • Redistribución interna del fosfato inorgánico

El tratamiento y la vía de administración del fosfato dependerán de la gravedad del cuadro, severidad y duración de la hipofosfatemia. Debe recordarse que una concentración de P baja puede no reflejar una depleción intracelular, aunque en general se considera que los pacientes con concentraciones por debajo de 1.5 mg/dl deben recibir suplemento de P.

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