La desnutrición es frecuente en los pacientes oncológicos.
La pérdida de peso involuntaria y la desnutrición son muy frecuentes durante el cáncer,
La localización y extensión del tumor están directamente implicadas en la aparición del deterioro nutricional. Las causas de desnutrición se clasifican en causas relacionadas con el propio tumor, con el paciente o con los tratamientos oncológicos.
Diferenciamos cuatro grandes mecanismos por los que puede aparecer desnutrición en el paciente canceroso: escaso aporte de energía y nutrientes, alteraciones de la digestión y/o absorción de nutrientes, aumento de las necesidades y alteraciones en el metabolismo de los nutrientes.
Las consecuencias de la desnutrición en el pronóstico del paciente oncológico se manifiestan tanto a nivel funcional como estructural, repercutiendo en la evolución clínica, en el cumplimiento terapéutico y en la esfera psicosocial.
Se reduce la efectividad de la quimioterapia y de la radioterapia, aumenta el riesgo de toxicidad por las mismas, disminuye la masa muscular y la capacidad funcional, se incrementa el riesgo de complicaciones postoperatorias, se prolonga la estancia hospitalaria y empeora su calidad de vida; lo que implica, a su vez, un mayor coste económico. Además, la pérdida de peso se asocia a una disminución de la supervivencia. La caquexia tumoral predice una respuesta pobre al tratamiento oncológico.
El déficit nutricional más determinante es el proteico-calórico (kwashiorkor), además de la depleción nutricional en vitaminas y oligoelementos.
El déficit de peso puede existir o ir variando según los edemas. La malnutrición se presenta con más frecuencia en el cáncer de pulmón, de cabeza y cuello, de próstata, de estómago y de páncreas. Por tanto, la nutrición del paciente oncológico debe ser considerada parte esencial en la valoración global desde el momento del diagnóstico.
Con el objetivo de tratar la desnutrición asociada a un paciente, existe una extensa evidencia científica que demuestra la eficacia de los suplementos nutricionales en el abordaje del paciente oncológico desnutrido o en riesgo de malnutrición.
El uso de la suplementación nutricional en este tipo de pacientes supone prevenir el déficit nutricional o corregirlo si se ha producido en forma de masa corporal magra, ayudar a mejorar el estado inmunológico, contribuir a mejorar la tolerancia al tratamiento antineoplásico, favorecer la disminución del riesgo de complicaciones quirúrgicas, ayudar a disminuir los ingresos hospitalarios, a mejorar el estado funcional y la calidad de vida del paciente.