La Insuficiencia Renal Crónica se define como la alteración progresiva, permanente e irreversible de la función renal.
En ocasiones, puede deberse al resultado de la progresión de diversas enfermedades, concluyendo en la pérdida de la función glomerular, tubular y endocrina del riñón , lo que conlleva una alteración en la excreción de los productos finales del metabolismo, y a la eliminación inadecuada de agua y electrolitos, así como en la alteración de la secreción de diversas hormonas.
La enfermedad renal crónica (ERC) empeora lentamente durante meses o años. Es posible que no se aprecie ningún síntoma durante algún tiempo, la pérdida de la función puede ser tan lenta que no se presenten síntomas hasta que los riñones casi hayan dejado de trabajar.
Cuando la ERC es diagnosticada, es importante realizar una monitorización adecuada de la alimentación del paciente, con una correspondiente educación nutricional.
Llevar una alimentación personalizada, equilibrada y adecuada a las necesidades de cada paciente es de gran importancia, además puede influir directamente en la progresión de la enfermedad.
Normalmente, en los primeros estadíos de la ERC, los pacientes no complicados presentan buen apetito y suelen mantener un peso estable, por lo que el estado nutricional, que viene determinado por el estado clínico del paciente y sus hábitos alimentarios, suele ser adecuado.
A medida que se desarrolla la enfermedad, es importante controlar la ingesta de ciertos nutrientes (especialmente proteínas, fósforo y potasio), pero teniendo en cuenta la ingesta óptima de macro y micronutrientes de manera que se cubran los requerimientos nutricionales de cada paciente. En esta fase de la enfermedad, puede ser recomendable la ingesta de suplementos nutricionales como aminoácidos esenciales, módulos de proteínas o suplementos orales completos para asegurar las necesidades del paciente, e incluso para ralentizar el desarrollo de la enfermedad.
Una vez que se produce el fallo renal y el paciente tiene un tratamiento sustitutivo de la función renal (Hemodiálisis/Diálisis Peritoneal), el estado nutricional es más vulnerable.
Se ha diagnosticado desnutrición entre el 10-70% de los pacientes en hemodiálisis, esto se debe a la pérdida de aminoácidos esenciales que se sufre en cada una de las sesiones, y al aumento del desgaste energético proteico. Así como en paciente renal trasplantado, que el riesgo de padecer desnutrición es muy elevado (por la propia cirugía, el estado de inflamación y de inmunosupresión, etc).
Es importante realizar un adecuado abordaje nutricional de manera personalizada, suplementando al paciente en caso de padecer desnutrición, cubriendo sus necesidades energético-proteicas, mejorando de esta manera el estado nutricional del paciente, su calidad de vida general y el desarrollo de ciertas comorbilidades.