Alrededor de 590 millones de personas en todo el mundo
viven con disfagia
Denominamos disfagia a la incapacidad o dificultad para tragar los alimentos
de forma eficaz (de una sola vez) y segura (sin atragantarse).
Hay dos tipos de disfagia, según donde encontremos la dificultad en la deglución:
La disfagia orofaríngea (DOF) es la que se origina en la zona de la faringe, dificultando el paso de alimentos sólidos y líquidos desde el primer momento del proceso deglutorio. Los casos graves podrían sufrir de constante aspiración con lo que los alimentos pasarían hacia la tráquea, pudiendo atragantar al paciente. Este tipo de disfagia es muy frecuente en personas de avanzada edad, en pacientes con enfermedades neurológicas del sistema nervioso central y periférico; (Alzheimer, Parkinson, ELA, ictus, demencia), por causas estructurales (cirugía cardiotorácica y abdominal, cáncer cabeza-cuello, intubación prolongada, traqueostomía, trasplante pulmonar) y musculares.
En el caso de la disfagia esofágica (DEF), las dificultades deglutorias aparecen mientras los alimentos bajan por el esófago. Este tipo de disfagia suele ser causada por diferentes condiciones que afectan directamente o tienen relación con el esófago (hernia de hiato, acalasia, espasmos esofágicos, reflujo gastroesofágico, estenosis del esófago, cáncer y tumores en la zona del estómago y esófago).
Las consecuencias clínicas que puede producir la disfagia, son la neumonía por aspiración, la deshidratación y la desnutrición en los pacientes que la padecen. Esta circunstancia empeora la capacidad funcional general contribuyendo y potenciando el síndrome de fragilidad.
Signos y síntomas de alarma por los que debe acudir al médico:
Todos los pacientes deben ser sometidos a un cribado nutricional y si este fuese positivo habrá que realizarles una valoración nutricional completa.
Adaptar la textura y viscosidad de los alimentos en pacientes con DOF es uno de los tratamientos, en muchos casos el único. El abordaje multidisciplinar es esencial en la intervención diagnóstica, así como un tratamiento y abordaje integral del paciente en la consecución de los objetivos del programa de rehabilitación, que, en última instancia, serán alcanzar un adecuado estado de nutrición e hidratación y evitar las complicaciones respiratorias.