Los trastornos del sueño son un conjunto de alteraciones que se dan en las fases del sueño impidiendo disfrutar de un descanso correcto, continuo y reparador.
Los episodios pueden aparecer y desaparecer. Estos pueden durar entre 2 y 3 semanas (a corto plazo), o ser duraderos (crónicos).
Durante el sueño, el cerebro, a través del sistema linfático, elimina toxinas siendo muy beneficioso para prevenir enfermedades mentales o deterioro cognitivo.
La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que en torno al 28-45 % de la población adulta española sufre de este trastorno y la mayoría de las personas no acuden a un especialista por desconocer que se trata de un trastorno.
Existen más de 100 tipos diferentes de trastornos del sueño que se agrupan en cuatro categorías:
Los síntomas generales suelen ser agotamiento físico, bajo rendimiento y sueño diurno aunque también podemos encontrar otros inespecíficos en función del tipo de trastorno del sueño:
Estos trastornos suponen un motivo de preocupación por sus repercusiones en el día a día, en el estado de ánimo y en el desempeño físico e intelectual; dificultad para cumplir con las obligaciones, bajo rendimiento, poca concentración, pérdida de memoria y agotamiento generalizado.
Su origen es muy variado. Pueden aparecer a causa de otras enfermedades o pueden constituir factores de riesgo que favorecen la aparición de otras patologías.
La SEN subraya que la salud del sueño es importante tanto a corto como a largo plazo, y que una falta de descanso habitual aumenta el riesgo de padecer sobrepeso, hipertensión y otras enfermedades, además de afectar al bienestar general, estado de humor y a la calidad de vida.